jueves, 10 de julio de 2014

El mundial y los Medios de Comunicación




Un vacío asombroso: la historia oficial ignora al fútbol. Los textos de historia contemporánea no lo mencionan, ni de paso, en países donde el fútbol ha sido y sigue siendo un signo primordial de identidad colectiva.
Juego luego soy: el estilo de juego es un modo de ser, que revela el perfil propio de cada comunidad y afirma su derecho a la diferencia.
Eduardo Galeano, escritor uruguayo.

Cuando sólo existían la radio y el diario
“Todos nosotros estábamos bajo el infujo del maravilloso estilo de Brasil, campeón del mundo, pero nadie lo había visto jugar nunca; la televisión no había llegado a esas provincias y todos lo conocíamos por radio, por esas voces lejanas y vibrantes que narraban los partidos. Y también por los diarios, que llegaban con cuatro días de atraso, pero traían la foto de Pelé, el dibujo de cómo se hacía un cuatro-dos-cuatro y la noticia de la catástrofe argentina en Suecia.”
Osvaldo Soriano, escritor argentino. Del cuento “Gallardo Pérez, referí”
Mirando un Partido Por televisión
Hoy estamos acostumbrados a que la televisión nos muestre un partido de fútbol desde distintas tomas. Podemos ver la misma jugada desde un punto de vista y su repetición, desde otro. En la actualidad, el avance tecnológico permite, por ejemplo, incorporar mayor cantidad de cámaras en una cancha. Sin embargo, años atrás, mirar un partido era muy diferente.
 Vale la pena explorar estas transformaciones que, como dijimos, también influyen en la manera en que recibimos y entendemos el mensaje.


Identidad
El martes 30 de junio de 1998, la Argentina mostraba sus calles casi desiertas. En bares, oficinas o en las propias casas, la inmensa mayoría de los argentinos se agrupaba frente a la pantalla de algún televisor. Los seleccionados de fútbol de Argentina e Inglaterra disputaban un partido con motivo del Campeonato Mundial de Francia.
Cuando el silbato del árbitro marcó el final del encuentro y el triunfo para el equipo argentino, las calles se llenaron nuevamente de gente: hombres, mujeres, niños, jóvenes, profesionales, amas de casa, estudiantes, obreros, taxistas. En las calles dominaba el celeste y blanco de las banderas. Los colores aparecían en los rostros pintados de la gente, en los gorros, en las camisetas, en los balcones o en las manos. Una lluvia de papelitos, sumada al ruido de las bocinas, bombos y cornetas, acompañó los saltos junto al grito “el que no salta es un inglés”.
¿Por qué personas tan distintas entre sí, con historias individuales tan diferentes y únicas, que no se conocían ni se habían visto jamás, se expresaban de manera casi idéntica frente al triunfo del seleccionado nacional? ¿Qué los unía? La respuesta resulta casi obvia. “Todos somos argentinos. Cómo no vamos a festejar un triunfo del seleccionado.”
Sin duda, nacer en un determinado país, identificarnos con los símbolos patrios, hablar una lengua común, adquirir costumbres similares, apoyar a la selección nacional, son elementos que funcionan como puntos de referencia en torno de los cuales se construyen las identidades.
Desde chicos, aprendemos de la sociedad y de los medios cuál es nuestra identidad nacional, regional, local e individual. Anuncios publicitarios, telenovelas, fotografías, series, películas, notas periodísticas y noticieros, construyen constantemente nuestra identidad. Sin duda, nacer en un determinado país o región, identificarnos con sus símbolos patrios, hablar una lengua común, adquirir costumbres similares, apoyar a la selección nacional de fútbol, son elementos que funcionan como puntos de referencia en torno de los cuales se construyen las identidades.
Todos nosotros nos desarrollamos como sujetos sociales dentro de un particular contexto cultural y, en ese proceso, nos apropiamos de un conjunto de significados comunes que nos permiten interpretar el mundo de manera más o menos similar, expresar nuestras ideas y sentimientos de un modo que pueda ser comprendido por quienes nos rodean.

La identidad es, al mismo tiempo, una forma de expresión de la cultura en que vivimos y un elemento fundamental en su reproducción. Porque la identidad es la cultura internalizada en nosotros mismos, apropiada bajo la forma de conceptos, ideas, imágenes que determinan una manera de ser y de hacer particulares, que trasmitimos de generación en generación.
La identidad se aprende. No nacemos con ella. La identidad no es genética, es una construcción social. La aprendemos en el hogar, en la escuela, en el club, en la calle; la construimos en todos los ámbitos en los que nos interrelacionamos socialmente.
En la escuela, por ejemplo, las imágenes de los libros de textos, los relatos históricos, las carteleras, los festejos de las efemérides patrias, los juegos en los recreos, conforman un universo de sentido que posibilita la apropiación de una identidad cultural compartida.
Los medios, nos sugieren qué pensar, qué sentir, qué creer, qué desear y qué temer. Nos muestran cómo vestirnos, qué consumir, de qué manera evitar el fracaso y cómo reaccionar ante miembros de grupos sociales diferentes al nuestro. Los medios nos ofrecen modelos de identidad individual, nacional y cultural, aun cuando no necesariamente los tomemos tal cual nos son propuestos. Los modelos que se ofrecen no son únicos sino diversos y a veces contradictorios.
La identidad nacional, entonces, se construye sobre la memoria colectiva común, expresada a través de las tradiciones, la historia compartida y las relaciones sociales cotidianas. Esto nos permite pensar la identidad nacional como una construcción social, dinámica y cambiante. Y que, por lo tanto, puede ser sujeta a análisis, interpelación y transformación.
Existe otro aspecto de la identidad que es importante analizar: aquel que vincula la identidad con la diferencia. En la construcción de la identidad de cualquier grupo social, al mismo tiempo que se conforma un nosotros toma forma un otro, con atributos y cualidades que hacen a esos otros distintos de nosotros.
¿Cuál es el papel de los medios de comunicación en relación con la construcción de nuestra identidad? Los medios –como dijimos– participan activamente en la conformación de nuestra identidad en la medida en que infuyen sobre la idea de un nosotros, que es distinto de un los otros. Los medios participan en la construcción de la idea de nacionalidad, raza, género, etc. 
Analizar con los alumnos la manera en que los medios hablan de “nosotros” y de “los otros” es fundamental para comprender la manera en que los medios construyen representaciones del mundo.
Podremos entonces preguntarnos frente a cualquier mensaje de los medios: ¿Cómo hablan los medios acerca de “mí” o de “nosotros”? ¿Cuál es el nosotros al que pertenezco? ¿Quiénes son los otros? ¿Cómo son representados?
Aquí, buscaremos preguntar acerca de la manera en que la radio, el diario, la televisión e Internet hablan de los diferentes países que participan del Mundial de Fútbol. ¿Qué es una nación y cómo es entendida? ¿Cómo representan sus culturas? ¿Qué aspectos destacan de ellas? ¿Cuáles son los menos representados? ¿Hablan solo de los equipos de fútbol o de las culturas y sociedades a las que representan? ¿Se habla de “los ingleses”, “los alemanes”, “los españoles”, “los africanos”, “los latinoamericanos”, “los argentinos”? ¿Qué se dice de “ellos” y de “nosotros”?