Fragmento de la Carta Orgánica de la Unión cívica Radical, 1891
"La Unión Cívica
Radical, asociación política esencialmente impersonal, a cuyas filas pueden
ingresar todos los ciudadanos que quieran adherirse a su programa -formada para
luchar por el resurgimiento de la vida institucional-, que asegure a la patria
su paz y su progreso por el cumplimiento honrado de la ley, la pureza de la
moral administrativa, el ejercicio efectivo de la soberanía popular y el amplio
reconocimiento de la autonomía de los Estados provinciales y de los Municipios-
bases fundamentales de nuestro sistema de gobierno y existencia nacional"
La democracia radical (1916 – 1930)
Fragmento de la Carta Orgánica de la Unión cívica Radical, 1891
"La Unión Cívica
Radical, asociación política esencialmente impersonal, a cuyas filas pueden
ingresar todos los ciudadanos que quieran adherirse a su programa -formada para
luchar por el resurgimiento de la vida institucional-, que asegure a la patria
su paz y su progreso por el cumplimiento honrado de la ley, la pureza de la
moral administrativa, el ejercicio efectivo de la soberanía popular y el amplio
reconocimiento de la autonomía de los Estados provinciales y de los Municipios-
bases fundamentales de nuestro sistema de gobierno y existencia nacional"
La democracia radical (1916 – 1930)
Las circunstancias de la vida política argentina se vieron en gran medida modificadas por la Ley Sáenz Peña. Para muchos habitantes del país el sufragio universal fue un autentico medio de liberación. Las primeras muestras de las consecuencias de la Ley Sáenz Peña pudieron verse en los comicios provinciales de 1914. Los importantes triunfos radicales en algunas de las provincias crearon resquemores en el gobierno conservador y en sectores allegados.
En 1916, la formula Hipólito Yrigoyen – Pelagio Luna fue elegida para el periodo 1916 – 1922. Llegó al triunfo por 152 electores, solo uno más de lo necesario, lo que da cuenta de que además de ser un triunfo ajustado, significaba que el radicalismo no controlaba todos los resortes del poder. Era éste uno de los mayores desafíos que se les presentaba a los radicales. Poder controlar la situación inicial de fragilidad en que se encontraban y modificar la prácticamente la nula relación entre el Parlamento y el sistema de partidos políticos. Una de las respuestas que encontró Yrigoyen fue la de aumentar su control a partir de las intervenciones federales a las provincias y así aumentar su representación. Pero la complicación se manifestó cuando también avanzó sobre las provincias radicales que eran opositoras.
Al gobernar con un poder legislativo adverso, le resultó complicado lograr los acuerdos requeridos. Solo en 1918 alcanzaron la mayoría, y, por lo tanto, la presidencia de la Cámara de Diputados.
El primer gobierno de H. Yrigoyen estuvo lejos de ser una transición suave. Los enfrentamientos entre conservadores y radicales se fueron exacerbando, agravados por una situación económica perturbada por el imparto de la Primera Guerra mundial desencadenada en 1914, que se manifestó en el país a través de serias dificultades para mantener la continuidad del comercio internacional y de una inflación que afectó la distribución del ingreso en perjuicio de las clases asalariadas.
Efectivamente, la Guerra fue un momento culminante en el proceso de incorporación de la economía a los mercados mundiales, ya que termina una etapa de crecimiento sostenido, y se entra en un período más complejo, con un futuro que no estaba tan claro. Se ponía de manifiesto la vulnerabilidad de la economía, al caer tanto los precios como el volumen de las exportaciones y al iniciarse un proceso de retiro de los capitales británicos y otros países europeos.
A partir de esta situación es que comienzan a cumplir un papel fundamental las inversiones provenientes de Estados Unidos que, como en otras partes del mundo, pasaron a ocupar el lugar que estaban dejando los países europeos. Pero las diferencias entre las inversiones británicas y las norteamericanas, estaban dadas en que sus productos, excepto por las maquinarias agrícolas, no generaban exportaciones (es decir, dinero). Tampoco nuestros productos tradicionales tenían posibilidades de ser colocados en el mercado norteamericano -autosuficiente en alimentos-, y así es como el desequilibrio en la balanza de pagos generó problemas difíciles de resolver.
Esta situación generó una relación comercial que podría caracterizarse como triangular, en la cual Argentina era naturalmente el vértice más débil: frente a los EEUU porque el comercio era siempre deficitario; y frente a Gran Bretaña porque al ser éste el principal comprador de los productos agropecuarios podía imponer sus condiciones.
Las propuestas legislativas realizadas mostraron el tono tímidamente reformador de su gestión: planes de colonización en tierras fiscales, creación de un banco estatal para desarrollar el crédito agrario; no obstante, el control del Parlamento por parte de los conservadores bloqueó estas iniciativas. El reformismo radical era expresión del perfil social de la mayoría de sus dirigentes, que no difería de manera sustancial del que caracterizaba a quienes habían gobernado hasta 1916.
En resumen, el primer gobierno de Yrigoyen (su primera parte, en realidad) se enfocó en dos direcciones: legitimar su poder político y legislativo a través de la intervención federal de provincias contrarias a su gestión, y mediar favorablemente ante las demandas de los obreros y la ascendente clase media trabajadora en conflictos patronales, lo que le granjeó sin duda mucha popularidad entre esos sectores.
La política gubernamental ante los conflictos originados por los enfrentamientos y disputas de obreros y trabajadores con sus respectivos patrones experimentó un brusco giro a partir de 1919. Los radicales en el poder dejaron de posicionarse como árbitros entre las partes, en gran medida presionados por los sectores propietarios, y además atrapados en su incapacidad para crear instrumentos que establecieran un marco estable para las relaciones laborales. El vuelco hacia la represión se manifestó en los acontecimientos de la “Semana Trágica” (enero de 1919), originados en una huelga que se desencadenó en el principal establecimiento metalúrgico de la Capital, y que encuentra su punto más conflictivo en el caso de la Represión en Patagonia, en 1921. Esta actitud que tomo el gobierno no hizo más que debilitar el apoyo que había tenido Yrigoyen. En el sector obrero se percibía un alejamiento de la actitud inicial de vínculos estrechos que tuvo, cuando la UCR arribó al poder. Los sectores conservadores y también los sectores medios cuestionaban la falta de una mano firme para frenar el caos y garantizar el orden social.
Uno de los intentos renovadores del primer período del gobierno radical fue el surgimiento de la Reforma Universitaria, movimiento estudiantil surgido en Córdoba en 1918 y que se extendió por todo el país y toda América. El apoyo del gobierno a las demandas de los estudiantes, poniendo en práctica y extendiendo a la universidad de buenos Aires muchas de sus demandas, mostró la conexión de los radicales con las expectativas de las clases medias en ascenso.
El sucesor de Yrigoyen, Marcelo T de Alvear, si bien perteneciente a la UCR, era miembro de una de las familias más ricas del país; de allí que las clases propietarias experimentaran un sentimiento de alivio ante su triunfo electoral. Su llegada al poder fue posible debido a que fue beneficiado por la maquinaria partidaria que lo eligió como candidato prácticamente sin oposiciones.
El gobierno de Alvear se vio favorecido por la mejora de la situación que caracterizó a los años centrales de la década. La prosperidad general ocultaba el hecho de que la posición de la Argentina en los mercados mundiales se estaba tornando difícil. El empuje exportador del país estaba declinando. Como contrapartida, la actividad industrial, que se había desarrollado ya en la época del despliegue de la producción agropecuaria destinada a satisfacer al mercado interno, experimentó una sostenida expansión vinculada sobre todo al aumento de las inversiones estadounidenses.
La política de Alvear se diferenció de la de su antecesor en lo que se refiere a la relación con el parlamento. Cuidó los vínculos y además no dispuso intervenciones federales por decreto. Sus diferencias con Yrigoyen se acentuaron cada vez más. Es así que se formaron dos corrientes, los personalistas (partidarios de Yrigoyen) y los anti personalistas (partidarios de Alvear). A partir de las diferencias planteadas por Alvear la figura de Yrigoyen creció por todo el país y la actividad partidaria permitió una movilización que lo instaló como candidato a la presidencia.
Pero la derecha conservadora no estaba dispuesta a consentirlo. Las fuerzas armadas, posicionadas como uno de los actores políticos importantes, anudó relaciones tanto con la derecha liberal como con los sectores nacionalistas. En 1928, en un ataque creciente de los conservadores centrado en su persona y sin el apoyo de Alvear, Hipólito Yrigoyen volvió a la presidencia tras un triunfo electoral aplastante. Se impuso con el 57% de los votos.
El clima anterior a los comicios ya mostraba rasgos novedosos: los sectores conservadores se mostraron dispuestos a impedir su retorno más allá de las reglas del juego democrático; si no se ganaban las elecciones había que buscar “otra” forma de acabar con un sistema que solo servía para darle el poder a un demagogo. Los medios de prensa más influyentes del país, La Nación, La Prensa, también se manifestaron con dureza en contra de Yrigoyen.
El segundo gobierno del “Peludo” (así se lo llamaba a Yrigoyen) se vio atravesado entonces por una serie de tensiones que afectaron su gestión.
Así mismo, en ese escenario inestable, se manifestaron dos cuestiones de importancia, una de orden nacional y otra proveniente del exterior:
1. El gobierno llevó adelante un proyecto de nacionalización del petróleo que pretendía crear un monopolio nacional de los recursos petroleros, prohibiendo a las empresas extranjeras incluso la explotación del subsuelo.
2. La crisis mundial que se inició con el crack de la bolsa de Nueva York en octubre de 1929, se manifestó con fuerza en la Argentina ya antes de esa fecha, en razón de la caída de los precios de los productos agropecuarios en el mercado mundial. La disminución de los recursos, provenientes de la exportación contribuyó a generar perturbaciones económicas que agravaron la situación. A ello se sumó el hecho de que el flujo de capitales externo, un componente fundamental de la balanza de pagos argentina, experimentó un descenso brusco, resultado de las perturbaciones internacionales. A partir de estos elementos fue creándose un clima favorable a quienes buscaban la interrupción del orden constitucional.
Pero el clima de golpe militar iba creciendo. Entre los jóvenes se hacían fuertes las ideas nacionalistas, anti comunistas y anti judías, y se fueron agrupando en diversos círculos para enfrentar a quienes alteraban el “orden”. Los temores que se venían manifestando desde el gobierno de Alvear progresaron y se transformaron en intentos conspirativos. Se dudaba entre una salida institucional o una intervención militar, pero el ejército sabía que el radicalismo en las urnas había demostrado fortaleza y no quería arriesgarse. La nueva derecha no sólo estaba en contra de Yrigoyen, en su cuestionamiento también incluía al sistema de partidos, la representación parlamentaria, el liberalismo y la soberanía popular.
La crisis invadió el gobierno y el partido. Los rumores de un Yrigoyen enfermo y viejo se acrecentaron día a día. Así es como no llamó la atención que el 6 de septiembre de 1930 un grupo del ejército liderado por el general José Félix Uriburu concretara un golpe militar y obligara a Yrigoyen a renunciar. Desde el golpe de 1930 la política Argentina tomó nuevos rumbos y los militares tuvieron un papel central.
Bibliografía:
- Bollorou, M, Sanchez, L: “de la oligarquís roquista al peronismo”. Pag 21 a 58. En cuadernillo de cátedra Historia Argentina IV. ISFD 809, Esquel, 2013.
- Canton, D, Moreno, J, Ciria, A: “La democracia constitucional y su crisis”. Ed. Paidos. Buenos Aires, 2005
- Galasso, H: “Historia de la Argentina”. Cap 15. En cuadernillo de cátedra Historia Argentina IV. ISFD 809. Esquel