jueves, 9 de mayo de 2019

Primera Guerra Mundial



Por Cristina Rins.
LA MULTICAUSALIDAD EN LA HISTORIA
 Estudio de Caso:  la 1º Guerra Mundial
Primera Guerra Mundial:  culpables e inocentes, la explicación lineal
La realidad es compleja y los hechos resisten el abordaje lineal. Esto se pone en evidencia cuando se analiza un hecho concreto. Según la historia tradicional, la 1º Guerra Mundial se desencadenó debido al asesinato en Sarajevo del archiduque Francisco Fernando, heredero del imperio Austro-Húngaro. Su muerte precipitó la intervención armada del Imperio sobre Serbia en represalia, episodio a partir del cual empezaron a intervenir los demás países europeos.
 En el juicio que se hizo a Gavrilo Princip, el joven nacionalista serbio declaró que jamás hubiera cometido el atentado si hubiera sabido que iba a provocar una tan terrible guerra. La declaración de Princip alude a una explicación lineal del conflicto: el asesinato efectuado por él desencadenó una guerra mundial (hipótesis que sostienen la mayor parte de nuestros estudiantes cuando estudian el problema). Sin embargo, aun cuando se acepte que Princip fue culpable de haber precipitado la guerra, esta debería haber sido una guerra local entre el Imperio Austro-Húngaro y Serbia. ¿Por qué una guerra local se transformó en europea? Más aun ¿Por qué una guerra europea se convirtió en guerra mundial?
 Los países vencedores[1] sostuvieron la hipótesis de la culpabilidad del Imperio Alemán en el inicio de la guerra (Cláusula 231 del Tratado de Versailles, 1919). ¿Por qué? Alemania tenía un tratado de alianza con Austría-Hungría por lo cual la respaldó en forma irrestricta y le aseguró su colaboración en caso de que se decidiera atacar a Serbia, defendida por Rusia, quien a su vez estaba aliada con Inglaterra y Francia en la Tripe Entente.
 El sistema de alianzas explica cómo una guerra local se transforma en guerra europea, no obstante, nuevamente se está frente a  una explicación lineal, de bajo poder explicativo para comprender una realidad por demás compleja. Las preguntas se multiplican.
- ¿Por qué es más culpable Alemania de respaldar a Austria-Hungría, que Rusia de sostener a Serbia, o que Inglaterra cuando intervino en la guerra para defender a Bélgica?
- ¿Por qué una guerra europea se transformó en guerra mundial?
La explicación multicausal: De las causas a los motivos ¿Cuál era la situación en Europa y el mundo hacia el 1900?
La 2ª Revolución Industrial había impulsado la expansión territorial en ultramar de las potencias europeas que competían por la posesión de colonias, estas eran mercados para la colocación de sus manufacturas, abastecedoras de materias primas, y puntos estratégicos para defender los imperios coloniales.
 África era considerada por Europa el área natural para su expansión y sus tierras fueron repartidas en diversos acuerdos sellados por las potencias (como el Congreso de Berlín). Japón intervenía en la puja colonial en Asia, como así también los Estados Unidos que se expandían económicamente en el Pacífico, América Central y el Caribe.
 La rivalidad colonial llevó a la rivalidad naval, la carrera armamentista y la competencia descarnada por el poder mundial entre las viejas potencias: Inglaterra, Francia, Rusia y las nuevas potencias: Alemania, Austria-Hungría, Italia. El punto en discusión era si las nuevas tenían derecho a disponer de una parte de los mercados mundiales que controlaban las viejas potencias; lo ilegítimo –aparentemente- eran las pretensiones de los recién llegados, ya que en ningún momento las metrópolis pusieron en duda sus derechos para estar en la Inda o en Sudáfrica, en Indochina o Argelia. Los recién llegados tampoco lo cuestionaron, solo querían su parte. Estados unidos parecía estar más allá de las rencillas “domésticas” de Europa, manteniéndose alejados con su política aislacionista.
 El nacionalismo empezó a dar cuenta simultáneamente, de la resistencia de distintas sociedades a ser dominadas por los países en expansión y cuestionaron los derechos de estos a imponerles una anexión forzada. Las resistencias que se advertían en la misma Europa –Serbia, por ejemplo-, luego se van a extender a las colonias, iniciándose los movimientos independentistas que harán eclosión después de la 2ª Guerra Mundial.
 La obligada participación de las colonias en la lucha de las metrópolis explica que la guerra europea pasara a ser una guerra mundial. El conflicto terminó por extenderse a todos los continentes con la inclusión de los Estados Unidos, que se incorporaron en 1917 para defender sus intereses comerciales afectados por una eventual victoria de los Imperios Centrales (ante el retiro de Rusia del frente oriental, afectada por las revoluciones menchevique y bolchevique, 1917) y la guerra submarina irrestricta declarada por Alemania.
¿Qué hace visible el análisis multicausal?
El análisis multicausal permite salir del corto plazo y analizar no sólo las causas, sino también los motivos de los países en lucha. Las causas explican hacia el pasado las condiciones que hicieron posible el desarrollo de un hecho, pero los motivos explican lo que los contendientes querían lograr en su futuro, el móvil de sus acciones, los cambios que querían introducir en su presente para que un futuro diferente fuera posible.
 La multicausalidad facilita pensar el tiempo largo y los escenarios alternativos  en un análisis prospectivo (hacia el futuro).
De la lógica de la guerra a la lógica de la cooperación
Un factor que falta analizar en las condiciones que hicieron posible la Gran Guerra es la lógica misma de la guerra vigente en los inicios del siglo XX. En ese entonces, nadie cuestionaba la guerra como un medio para obtener fines, era considerada un instrumento razonable y legítimo de política internacional.
 Los resultados de la guerra fueron terribles para Europa. Los vencidos quedaron en ruinas, sus territorios fragmentados, sus economías destruidas, la población civil muy afectada y dividida detrás de las fronteras de los nuevos países que diseñaron los vendedores: Polonia, Checoslovaquia, Yugoslavia… Los vencedores no quedaron mucho mejor, excepto que preservaron sus territorios, no obstante, se debilitaron a tal punto que Europa perdió la hegemonía mundial.
 La situación de Estados Unidos fue diferente: habían entrado en la guerra hacia el final, las acciones no se desarrollaron en su territorio, las industrias quedaron funcionando a pleno, su población civil fue tangencialmente afectada por los sucesos lejanos, los daños sufridos fueron mínimos. Emergieron de la guerra como la nueva potencia mundial. Sin embargo, fue el presidente norteamericano Woodrow Wilson quien propuso los 14 Puntos para un nuevo orden de posguerra, el último punto constituía un desafío para la lógica de la confrontación imperante: proponía crear la Sociedad de las Naciones, un organismo cuyo objetivo fundamental sería construir la paz a través de la cooperación internacional para que los pueblos no tuvieran que enfrentar nuevamente el horror de la guerra.
De la culpabilidad a la responsabilidad de la guerra
Parecería que sólo cuando las políticas agresivas de un país –o un grupo de países- se vuelven contra ellos mismos, se puede producir un salto cualitativo como fue en este caso la idea de la búsqueda de la paz a través  de la cooperación. Una idea muy desafiante porque supone la construcción de otra lógica: más allá de las culpabilidades, todos los contendientes fueron responsables por igual de conducir a sus países a la guerra y de haberla sostenido hasta sus últimas consecuencias. Todos los contendientes por igual atravesaron una pesadilla que marcó a fondo el siglo XX.
 Fue Wilson el primero en imaginar otras posibilidades para el mundo, sin embargo, su idea fue resistida por su propio país (que se negó a participar en la Sociedad de las Naciones), al igual que por Europa (cuyas potencias la boicotearon pensando que les retaceaba poder). Es a través de todo el siglo XX, un siglo extremadamente violento, y quizás por eso mismo, que la idea de la construcción de la paz a través de la cooperación comienza a abrirse camino lentamente. La idea aparece a medida que se advierte que perderé el control de la propia violencia es abrir la caja de Pandora con su carga de males, sufrimientos, fatigas y muerte. La conciencia, demorada, se fue  haciendo cargo gradualmente de la propia participación en los resultados indeseados de las acciones realizadas, la conciencia se resiste a focalizar o comprender el rol de cada uno en el juego feroz de la violencia.
 La conciencia regula la intervención de la razón para controlar las emociones y los instintos que son muy fuertes. Se produce un salto cualitativo hacia la construcción de la paz y la cooperación cuando surge el miedo a uno mismo, el miedo a aquello en lo que cada uno se puede transformar a través de la violencia: en lo más odiado, en lo que más se rechaza en el otro. Es el esfuerzo de la conciencia deliberada la que va permitiendo adoptar acciones decididas que garanticen la construcción de condiciones que irán haciendo posible gradualmente la paz y la convivencia.
Como en la caja de Pandora, queda en el fondo encerrada y a salvo la esperanza.


[1] La Triple Entente estaba integrada por Gran Bretaña, Francia y Rusia, luego se incorporaron Estados Unidos y Japón (único país que en la 2ª Guerra Mundial cambia de bando).
La Triple Alianza estaba integrada por Alemania, Austria-Hungría e Italia, Italia no participó en la guerra en un principio y luego lo hizo del lado de la Entente, el Imperio Turco apoyó luego a Alemania 

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