La
División Internacional del Trabajo a fines del Siglo XIX
Hacia fines del siglo
XIX, el desarrollo industrial no era igual en todos los países. En el
continente europeo, Gran Bretaña, Alemania, Francia y Bélgica tenían un
importante desarrollo económico. Entre ellos se destacaba Gran Bretaña, que se
había convertido en la principal potencia económica mundial.
Los nuevos medios de transportes y
comunicaciones permitieron establecer intercambios comerciales aún entre zonas
muy alejadas. A partir de ese momento casi todos los países del mundo
comenzaron a estar vinculados comercialmente.
Poco a poco, la economía mundial se fue
organizando de acuerdo con lo que producía y, por lo tanto, con lo que vendía
en el mercado internacional. Mientras los países de Europa Occidental, Estados
Unidos y Japón se especializaban en la producción de bienes industriales, el
resto de los países se dedicaron a la producción primaria (materias primas y
alimentos). A este sistema de especialización de la producción e intercambio se
lo denominó División Internacional del Trabajo.
Así, el mundo quedó dividido en dos áreas:
• la de los países
industriales o centrales y
• la de los países de
producción primaria o periféricos.
Pero no sólo se intercambiaban productos.
Grandes empresarios, banqueros y ricos comerciantes de los países industriales
invertían parte de sus capitales en los países periféricos, sobre todo en
ferrocarriles y en otras actividades vinculadas a la producción primaria
(producción de alimentos y materias primas).
Además en este período millones de personas
se trasladan de países centrales a periféricos en busca de trabajo.