miércoles, 20 de agosto de 2014

Cultura y Comunicación

CONTRATAPA (Página 12, 20/08/14)

Calidad educativa y calidad de lectura

 Por Mempo Giardinelli

De regreso a esta página y consciente de las distancias espirituales que proveen los viajes, resulta fascinante constatar cómo el país asiste a reencuentros conmovedores como el de Ignacio Guido Montoya Carlotto, mientras diversas especies falconiformes sobrevuelan los cielos de esta nación y la política ofrece un renovado circo de opositores a las patadas verbales. Tales comprobaciones validan reflexionar acerca de la educación en la Argentina.
En el 19º Foro Internacional por el Fomento del Libro y la Lectura, que terminó este sábado y se celebra anualmente en Resistencia, Chaco, volvieron a reunirse miles de maestros, bibliotecarios y estudiantes en un encuentro masivo que lleva casi dos décadas debatiendo el presente y el futuro de la lectura y la educación.
En un ambiente inimaginable para las prisas porteñas, cada año más de 50 intelectuales de todo el mundo discuten políticas y estrategias para que la Argentina vuelva a ser una sociedad de lectores capaz de combatir la ignorancia. Miles de educadores, narradores, poetas, investigadores, cientistas sociales y bibliotecarios, comunicadores y académicos de diversas disciplinas llenan teatros y auditorios, y universidades, escuelas y bibliotecas compartiendo una convicción irrenunciable: la educación requiere también la promoción de la mejor literatura como camino idóneo para formar lectores competentes. Educación y lectura van de la mano, y no se trata de leer cualquier texto sino los mejores.
Si en todos estos años se ha trabajado tanto para que este país se recupere como lector, ahora se apunta aún más alto partiendo de la idea de que no hay mejores orientadores de la buena lectura que los maestros y los bibliotecarios, cuando están preparados con excelencia, porque entonces, y sólo entonces, su formación y capacitación los convierten en guías de conocimiento y de comportamiento.
Si se recuerda que hace 30 y 40 años este país era una carnicería, que hace 20 éramos una sociedad que no se daba cuenta de cómo la robaban y vaciaban y que, al inicio de este siglo, en 2001, estuvimos al borde de licuarnos como nación, se entiende el entusiasmo de miles de asistentes al ya proverbial Foro de la Lectura del Chaco, donde hay conciencia de que hemos cambiado muchísimo y para bien, como la hay de que el mérito no es sólo de un gobierno.
En los últimos años creció la preocupación por la calidad de la educación, que es y, todo indica, seguirá siendo uno de los ejes de las futuras campañas políticas, y enhorabuena. Pero eso se debe sobre todo a que hoy la escuela argentina ya no es ese lugar del barrio adonde los chicos iban a tomar leche o comer un pedazo de pan una vez al día, como sucedía hace sólo diez años. Hoy la escuela no es el fogón de la olla popular, sino el escenario natural en el que se manifiesta y se discute la calidad de la educación que se brindará a las nuevas generaciones.
A su vez, la lectura ya no es ese otro desaparecido al que tanto costó recolocar en la agenda nacional. Hoy se reinstaló la lectura en la conciencia, el imaginario y la vida cotidiana de este país, y eso plantea también una exigencia de calidad que debe resolverse libro a libro, lectura a lectura.
Desde hace ya muchos años, con prédica tenaz, información alternativa y cursos, talleres y seminarios, estos foros desarrollan programas concretos. Cientos de abuelas cuentacuentos, decenas de autores en las escuelas y ediciones masivas estimulan a maestros y alumnos con nuevas estrategias, creando conciencia sobre la importancia social y política de la práctica lectora. Así se contribuyó a que los argentinos de hoy lean mucho más que los de la generación anterior, a la vez que el país tiene ya una múltiple política de Estado de lectura.
Desde luego que hay mucho por hacer. Nunca se puso en marcha el Consejo Nacional de Lectura, organismo pensado para coordinar esfuerzos e inversiones. Y no fue suficientemente difundida la 2ª Encuesta Nacional de Lectura, que debería realizarse todos los años, como en muchos países, y dando participación a las ONG que trabajan en la materia. Y esto es grave cuando esta nación está siendo sometida a un implacable bombardeo de desinformación y siembra de odio y resentimiento.
Por eso desde el Chaco se lanzó la consigna de elevar el nivel de lo que se lee. Porque lo esencial de una política de lectura no es solamente convencer a la sociedad para que lea, ni es sólo lograr índices de lectoría masivos. Siendo eso importante, lo verdaderamente significativo es que esa sociedad lea textos de calidad, que son los únicos que garantizan una buena calidad educativa.
Es necesario y es urgente, por eso, apartarse de modas e imposiciones del mercado y retornar a la Gran Literatura. Para ello, recuperar la lectura de los clásicos es un imperativo. Los clásicos universales, y los de la literatura argentina y latinoamericana. En ellos está todo y por eso el énfasis en leer menos moda y más clásicos. Menos novedades y más lecturas de calidad probada. Que la experimentación está muy bien, pero no a costa de la educación de nuestros 17 millones de chicos y chicas en edad escolar.
Los Foros en el Chaco vienen proponiendo un sistema escolar menos permeable a las sugerencias interesadas del mercado editorial. La diversidad y calidad de las lecturas de los alumnos de toda nación deben determinarlas el Estado, a través de orientaciones ministeriales. Y esto es un llamado de atención ante dispersiones y olvidos de la acción política estatal.
Criticar la educación es hoy una práctica política reaccionaria que hacen los sectores más retrógrados. Intentan que la sociedad crea que los problemas y deficiencias educativas son de hoy, pura mala praxis del gobierno nacional, cuando la verdad es que nuestros problemas educativos vienen de por lo menos los últimos 40 años y son herencia de la dictadura y de pésimas decisiones políticas como cuando en los ’90 se atomizaron planes de estudio y luego se rebajó el 13 por ciento en los sueldos docentes.
Es claro que la educación no está bien en la Argentina en términos cualitativos, pero es notable cómo ha mejorado en lo cuantitativo y lo honesto es considerar ambas perspectivas. Si en los ’90 se construyeron menos de 50 escuelas en todo el país, en esta última década se han construido más de 1500. Eso trajo, naturalmente, nuevas exigencias de todo tipo a la vez que se resentía, como no podía ser de otro modo, la calidad educativa del presente.
Por eso se recomienda elevar la calidad de las lecturas. Porque solamente leyendo mucho y bueno se educa a una nación para la democracia y la anhelada justicia social.

lunes, 11 de agosto de 2014

Presidencia de Illia





Arturo Illia y la anulación de los contratos petroleros
Contra la política petrolera de Frondizi se levantó una fuerte corriente de opinión. En 1958, el líder desarrollista había borrado con los hechos sus postulados de soberanía nacional, al intentar solucionar los problemas energéticos del país abriendo las puertas al capital privado extranjero. El 17 de enero de 1963, ya derrocado el líder del radicalismo intransigente, se realizó en la sede del Sindicato Unido de Petroleros del Estado (SUPE) una asamblea multipartidaria que emitió un documento condenatorio de la política petrolera de Frondizi. Estaban representados, entre muchos otros, el PJ, la UCRP, las 62 Organizaciones, el Movimiento de Unidad y Coordinación Sindical (MUCS), el Partido Socialista Argentino, el Partido Demócrata Progresista y el Partido Comunista. Entre los impulsores del encuentro, se encontraban el Centro Mosconi y el Movimiento de Defensa del Petróleo Argentino. Con esta fuerza, la anulación de los contratos petroleros se convirtió en tema principal de agenda durante la campaña electoral de aquel año.
Proscripto el peronismo, una de las fórmulas que levantó aquella bandera fue la de los radicales del pueblo, compuesta por el cordobés Arturo Illia y el entrerriano Carlos Perette, que finalmente triunfó en las elecciones de julio. En su discurso de asunción, el 12 de octubre, el nuevo presidente aseguró que cumpliría con sus promesas electorales. Asumido con un poco convincente 25% de los votos, no podía demorarse en la concreción de aquellas medidas anunciadas.
Luego de una amplia amnistía política, el 15 de noviembre de 1963, Illia firmó los decretos 744 y 745, que derogaron los contratos petroleros, declarados “nulos, de nulidad absoluta, por vicios de ilegitimidad y ser dañosos a los derechos e intereses de la Nación”. Al recordar aquella decisión, Illia aseguró que en una tensa conversación privada respondió al subsecretario de Estado norteamericano, Averel Arriman, enviado por el presidente Kennedy, cuando lo amenazó con la suspensión de la ayuda económica al país: “Creo que es un error del gobierno de Estados Unidos (...) La actitud del gobierno argentino es irreversible (...) No tenemos más nada que conversar, hemos terminado la entrevista”. Los contratos habían sido otorgados por decreto y por decreto fueron anulados.
Fuente: Osvaldo Álvarez Guerrero (comp.), Arturo Illia, la ortodoxia republicana, CECIES.
“En el plan de largo plazo se fijarán las prioridades de inversión en el sector público y las medidas a tomar para el aliento de la actividad privada. Nuestra acción tenderá a afirmar las posibilidades del país, dueño de su presente y con plena capacidad para trazar su destino; mejoraremos, con plena autonomía, los resortes fundamentales de nuestra política económica tal como reiteradamente lo hemos expresado. Petróleo, energía eléctrica, transportes, siderurgia y servicios públicos son actividades en las cuales el Gobierno ha de jugar un papel fundamental a través de la inversión y de su explotación, y hemos de ser persistentes en la obtención de altos niveles de eficiencia por parte de los organismos estatales. (...) En materia de política de petróleo cumpliremos lo prometido reiteradamente. Los contratos que fueron suscritos a espaldas de la ley y de los intereses económicos del país serán anulados. Yacimientos Petrolíferos Fiscales será -de acuerdo con la mejor tradición argentina- la entidad rectora de nuestro desarrollo energético.”
Arturo Illia






Caricaturas y prensa de la época