De hombre a persona
Al
decir PERSONAS nos referimos a individuos que no sólo cumplen sus funciones biológicas sino que también comparten su existencia con otros, aman, luchan por sus ideales, sufren, crean su cultura, organizan la vida en comunidad. Esas capacidades que nos hacen personas son la base de la DIGNIDAD HUMANA. Esta dignidad nos hace iguales por sobre todas las diferencias de etnia, sexo, cultura, edad, nivel socioeconómico; es un valor universalque exige no degradar a otras personas y nos da el derecho a defendernos si somos discriminados.
Si bien la capacidad de
comprender y amar son propias de todo ser humano (innatas) y constituyen su
dignidad inviolable, más allá de lo que él pueda hacer con ella, ésta no puede
manifestarse ni calificar la vida del individuo sino en un ámbito que permita
su desarrollo. La vida humana exige un proceso de personalización que consiste en
superar las condiciones de mero
individuo (subsistencia, afirmación de sí) para llegar a reconocerse a sí mismo
ante el otro y con el otro. Este proceso de personalización se desarrolla en
sociedad, en la trama de relaciones y valoraciones en las que el niño va
reconociéndose en contacto con otros. La calidad de las relaciones que lo acompañen
en su crecimiento le permitirán comprender su dignidad y la de los seres que lo
rodean. Esta es la tarea esencial de toda sociedad, gracias a la cual no sólo
lo integra a los individuos que la componen en una sola comunidad, sino que a
la vez, permite nuevos crecimientos y los impulsa a nuevas posibilidades.
Permitir que todo ser humano
alcance las condiciones de dignidad que le son propias implica:
-transformar las situaciones que
amenazan la dignidad o que le impiden alcanzarla,
-modificar las condiciones
materiales de pobreza, aislamiento, discriminación. Existen ejemplos actuales:
la obra de la Madre Teresa de Calcuta a favor de los moribundos, instituciones
que defienden los derechos de los aborígenes, o de los migrantes, grupos que
tratan de ayudar a personas que se encuentran en situaciones sociales de
marginación: chicos de la calle, desocupados, enfermos de sida…
-desarrollar la conciencia social
del valor de la propia vida y la de los
semejantes y crear asociaciones civiles, religiosas o culturales que promuevan la defensa de los
derechos humanos.
Como podemos ver, no es posible
pensar en el hombre como en un ser aislado; su vida está siempre entrelazada en
profundos vínculos sociales y es allí
donde descubre y desarrolla todas sus capacidades.
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