#MALVINAS. LA CARTA DEL MAESTRO-SOLDADO
(Fue escrita por #JulioCao a sus alumnos mientras estaba en
las Malvinas. Ejerció la docencia en varias escuelas de La Matanza. Partió a
Malvinas en abril, donde murió en combate en junio. En agosto de ese año nació
su hija, Julia. La escuela número 32 de Laferrere hoy lleva su nombre).
"A mis queridos alumnos de 3º “D”:
No hemos tenido tiempo para despedirnos y eso me ha tenido
preocupado muchas noches aquí en Malvinas, donde me encuentro cumpliendo mi
labor de soldado: defender la Bandera.
Espero que ustedes no se preocupen mucho por mí, porque muy
pronto vamos a estar juntos nuevamente y vamos a cerrar los ojos y nos vamos a
subir a nuestro inmenso Cóndor y le vamos a decir que nos lleve a todos al país
de los cuentos, que como ustedes saben, queda muy cerca de Malvinas.
Y ahora, como el maestro conoce muy bien las islas, no nos
vamos a perder.
Chicos, quiero que sepan que a la noche, cuando me acuesto,
cierro los ojos y veo cada una de sus caritas riendo y jugando y que cuando me
duermo, sueño que estoy con ustedes.
Quiero que se pongan muy contentos porque su maestro es un
soldado que los quiere y los extraña. Ahora sólo pido volver pronto con
ustedes. Muchos cariños de su maestro que nunca se olvida de ustedes."
Afectuosamente Julio"
Fuente: Revista Sudestada
"A LOS SOLDADOS LES DOLÍA EL ALMA"
* Por Alicia Reynoso,
enfermera veterana de la Guerra de Malvinas.
Esta es una historia que muchos prefieren seguir
invisibilizando. En 1980, la Fuerza Aérea había incorporado mujeres en sus
filas y nosotras estábamos dentro como enfermeras. Cuando inició el conflicto
bélico en el 82, hace 37 años, nos ordenaron ir. Allá fuimos, con el
sentimiento de que estábamos recuperando un pedacito de nuestra tierra y de que
era un orgullo formar parte de esa gesta. Sin embargo, ninguna de las mujeres
arribamos a las Malvinas, porque nos reubicaron en Comodoro Rivadavia para
asistir a los heridos que irían llegando.
Recuerdo que éramos 14 enfermeras de la Fuerza Aérea, todas
muy jovencitas entre 22 y 24 años, con miedo y con muy poca experiencia en la
profesión. Imposible olvidar lo que nos contaba la mayoría de los chicos:
“Vengo a recuperarme y vuelvo a la Isla”. Pasaban hambre y frío, pero querían
regresar porque tenían a sus hermanos en las trincheras. Durante las madrugadas
llegaban los heridos con un gran dolor físico, es cierto, pero sobre todo a los
soldados les dolía el alma. Entonces, también hacíamos de madres, de hermanas,
de psicólogas, porque al deseo de recuperar Malvinas se le mezclaba la
desesperación que tenían por retornar a sus hogares.
Todavía hoy escucho el único grito que retumbaba en los
pasillos: "Mamá, mamá, mamá".
Las mujeres estuvimos codo a codo con los hombres en todo
momento de la historia. Ni adelante ni atrás: a la par. Así sucedió en el 82,
porque dudo que los combatientes pudieran abrir la panza de un compañero para
curarlo, así como yo no hubiese podido volar un avión. Sin embargo, tenemos una
cultura que niega a las mujeres y que buscó borrar nuestra identidad de la
historia. De hecho, ningún gobierno nos recibió ni nos escuchó. Y menos aún
recibimos una pensión, luego de que el gobierno menemista implementara la Regla
de las Millas, que implicaba que quien no cruzara determinada cantidad de
millas no era reconocido como veterano.
Pero no pudieron relegarnos: acá estamos, recordando,
gritando, visibilizándonos.
Hoy, 2 de abril, y cada día del año, me pregunto si el olvido
y el silencio no son formas de violencia. Porque si no se comprende que nuestra
democracia se consolidó con la sangre de los pibes, se desconoce en realidad el
significado de soberanía. Por eso le pido a la sociedad que cuando vean a un
veterano, y cuando vean a una veterana también, nos hablen, no nos ignoren,
porque escucharnos representa una contención vital que el pueblo todavía puede
brindarnos.
Malvinas es de todos. Malvinas es de todas.
No debemos olvidarnos.
Fuente: Revista La garganta Poderosa
¿Qué guerra/s vivieron los soldados en Malvinas?
El 6 de junio (ocho días antes de la rendición argentina)
Miguel Gallotto logró llegar por sus propios medios y sin autorización oficial
hasta el buque hospital Bahía Paraíso atendido por la Cruz Roja. Caminó unas
siete horas solo y de noche por un campo minado. Atravesó un camino cenagoso,
difícil. Tenía poca fuerza por el bajo peso pero también esa pulsión de vida
que te permite sobrevivir. Una vez en el barco lo vio el doctor Oscar Rojas, un
médico que se ofreció como civil voluntario en las islas. El Dr Rojas le
diagnosticó “avanzado estado de desnutrición” y principio de pie de trinchera.
Miguel cuando llegó a Malvinas medía 1,90 m de altura y
pesaba 75 kilos. Cuando lo revisó el Dr. Rojas, pesaba 34 kilos.
El médico le tomó una fotografía que nunca mostró hasta el
año 2015. En ese año el periodista de Telefé Ignacio Girón haciendo una nota
sobre voluntarios en Malvinas entrevistó al médico y allí conoció la foto.
Buscó y encontró al soldado y logró producir el reencuentro muy emotivo con el
cual realizó un informe para el canal.
Recién en el 2015, 33 años después de finalizada la guerra,
pudimos conocer esta fotografía que escapó al control militar.
Una imagen del hambre que pasaron los soldados. La prueba de
la desnutrición extrema que sufrieron muchos de quienes fueron enviados por la
dictadura militar a combatir en Malvinas.
Lamentablemente el operativo de censura y silencio alrededor
de lo vivido en las Islas que montaron las Fuerzas Armadas fue efectivo.
Para publicar esta foto le pedí permiso a Miguel Galloto
quien me dijo que si, que la muestre para que se sepa la verdad de lo que
vivieron los soldados en Malvinas.
Facebook me censuró la foto completa en la que se veía a
Miguel desnudo así que comparto ahora un recorte de la foto para que igual se
vea y se conozca su historia...
6 de junio de 1982, Islas Malvinas, foto tomada por el Dr.
Oscar Rojas arriba del Buque Paraíso.
La foto y la historia fueron recuperadas por Diego Sanstede
para la Muestra Anual de ARGRA del año 2017. Allí en el marco de la exposición
“Malvinas. Memoria de la espera” pudimos escuchar y conocer a Miguel y al Dr
Rojas.
Esto que escribo forma parte del trabajo de investigación que
estamos realizando en el Proyecto “El regreso de los soldados de las islas
Malvinas: la trama del ocultamiento”, Convocatoria Malvinas en la Universidad,
que compartimos con Maria Laura Guembe, Vanina Agostini y María Celina Flores.
Fuente : DEL MURO DE Cora Gamarnik