miércoles, 23 de mayo de 2018

MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACION: Transmisión de valores y estereotipos


Transmisión de valores y estereotipos
Comprender que los mensajes de los medios son producto de un proceso de construcción es importante porque permite apreciar que los medios no sólo difunden información y entretenimiento, sino que transmiten, al mismo tiempo un conjunto de creencias sobre cómo son las personas, cómo deben actuar, qué cosas son justas o injustas, correctas e incorrectas, etc.
Estas pautas culturales transmitidas por los m.m.c forman parte de la socialización de los miembros de nuestra sociedad.
A través de la cultura cada sociedad define ciertos patrones de comportamiento y los valores desde los cuales es posible juzgarlos. En esa operación la sociedad construye una imagen de los distintos grupos e individuos que la conforman y de las actitudes que cada uno de ellos puede o debe adoptar. Tenemos ciertas ideas formadas de cómo son los alumnos, los empleados públicos, los políticos, los artistas los desocupados.
Los mensajes mediáticos son una fuente importante de las ideas que nos formamos respecto de los otros miembros de la sociedad y de nosotros mismos. Muchas veces estas ideas pueden estar basadas en prejuicios o en modelos de comportamiento rígidos. En estos casos decimos que los medios crean estereotipos para describir cómo son y cómo se comportan los grupos que conforman a la sociedad. Aunque los estereotipos no son inventados, constituyen una simplificación  de la realidad: resaltan algunos rasgos y ocultan otros.
Los modelos de comportamiento y los valores que nos llegan a través de los MMC no son los únicos vigentes en la sociedad. En una sociedad democrática a libertad de expresión permite que convivan opiniones diversas. Por eso es importante ser críticos y preguntarnos cuáles son los valores y estereotipos que nos imponen y cuáles son los valores que deseamos construir.


martes, 15 de mayo de 2018

Testimonios del 17 de octubre de 1945


“Fue un día maravilloso [...] familias enteras salieron a la calle. Mi hijita vino con nosotros; la llevé a babucha gran parte del trayecto [...] la gente coreaba estribillos y cantaba, hacía bromas y juegos. La comida y la bebida iban de mano en mano.”
Obrero de Berisso, en D. James, “El 17 y 18 de octubre de 1945: el peronismo, la protesta de masas y la clase obrera argentina”, en Juan Carlos Torre (comp.), El 17 de octubre de 1945, Ariel, Bs. As, 1995.

“En esos días estaban todos reunidos en las esquinas. Hablaban de Perón [...] pienso que del 16 al 17 no dorm í ,desesperado por salir temprano a la calle [...] todos decían: ‘Si vamos a Buenos Aires a Perón lo sacamos’ [...] Todos llevamos un palo [...] sentíamos que íbamos a la guerra [...] íbamos gritando Perón, Perón [...] cuando llegamos a la plaza alguien salió a decir que en un rato iba a hablar el general [...] Ver a Perón era ver a Dios Padre . ”
Roberto Nucetelli, obrero de Berisso, en D. James, op. cit.

“Las muchedumbres agraviaron el buen gusto y la estética de la ciudad, afeada por su presencia en nuestras calles.
El pueblo las observaba pasar, un poco sorprendido al principio, pero luego con glacial indiferencia.”
Diario Crítica, 17 de octubre de 1945, en James, op. cit.

“Fueron salvajes estallidos de las hordas analfabetas estupefactas por el alcohol.”
Enrique Mosca, candidato de la Unión Democrática.

“Porque lo más singular del 17 de octubre fue la violenta y desnuda presentación de una nueva realidad humana que era expresión auténtica de la realidad nacional. Y esto es lo que resultó más chocante a esta Buenos Aires orgullosa de su rostro europeo: reconocer en esa hora desaforada que tenían el color de la tierra [...].
Caras, voces, coros, tonos desconocidos: la ciudad los vio con la misma aprensión con que vería a los marcianos desembarcando en nuestro planeta. Argentinos periféricos, ignorados, omitidos, apenas presumidos, que de súbito aparecieron en el centro mismo de la urbe para imponerse arrolladoramente.”
Félix Luna, El 45, crónica de un año decisivo, Hyspamérica, Madrid, 1984.

lunes, 7 de mayo de 2018

Relaciones interculturales


  No hay una sola cultura sino múltiples culturas. Aún siendo diferentes, históricamente las culturas han establecido contactos y relaciones entre ellas. También podemos descubrir dentro de un mismo espacio y tiempo colectivos diferentes culturas (con lenguajes, instituciones, normas diferentes). Por ello resulta conveniente hablar de subculturas para referirnos a esta multiplicidad de culturas que coexisten dentro de un mismo ámbito; participando de caracteres comunes, más allá de sus diferencias.
  Al ponerse en contacto, las culturas pueden establecer entre sí relaciones de dominación. Las culturas dominantes o hegemónicas buscan presentarse como superiores e imponer sus criterios, normas y sistemas simbólicos a las otras. Las culturas dominadas o subalternas han reaccionado de diferentes modos ante la presión ejercida por otras: en algunos casos ofrecieron resistencia, en otros se sometieron pasivamente, y en otros se produjeron crisis y enfrentamientos internos entre sectores que oficiaron de colaboradores de la dominación y aquellos que buscaron preservar la identidad cultural.
  La relación no es fácil, cada cultura tiene valores y prioridades que considera fundamentales, la visión de otros grupos puede ser considerada un aporte o una amenaza. Surgen así dos posiciones contrarias: por un lado el etnocentrismo, como actitud de desprecio o indiferencia por todo lo extraño, y por otro el pluralismo o multiculturalismo, que es el respeto a las diversas culturas y una valoración positiva de que esa diversidad nos enriquece.