martes, 15 de mayo de 2018

Testimonios del 17 de octubre de 1945


“Fue un día maravilloso [...] familias enteras salieron a la calle. Mi hijita vino con nosotros; la llevé a babucha gran parte del trayecto [...] la gente coreaba estribillos y cantaba, hacía bromas y juegos. La comida y la bebida iban de mano en mano.”
Obrero de Berisso, en D. James, “El 17 y 18 de octubre de 1945: el peronismo, la protesta de masas y la clase obrera argentina”, en Juan Carlos Torre (comp.), El 17 de octubre de 1945, Ariel, Bs. As, 1995.

“En esos días estaban todos reunidos en las esquinas. Hablaban de Perón [...] pienso que del 16 al 17 no dorm í ,desesperado por salir temprano a la calle [...] todos decían: ‘Si vamos a Buenos Aires a Perón lo sacamos’ [...] Todos llevamos un palo [...] sentíamos que íbamos a la guerra [...] íbamos gritando Perón, Perón [...] cuando llegamos a la plaza alguien salió a decir que en un rato iba a hablar el general [...] Ver a Perón era ver a Dios Padre . ”
Roberto Nucetelli, obrero de Berisso, en D. James, op. cit.

“Las muchedumbres agraviaron el buen gusto y la estética de la ciudad, afeada por su presencia en nuestras calles.
El pueblo las observaba pasar, un poco sorprendido al principio, pero luego con glacial indiferencia.”
Diario Crítica, 17 de octubre de 1945, en James, op. cit.

“Fueron salvajes estallidos de las hordas analfabetas estupefactas por el alcohol.”
Enrique Mosca, candidato de la Unión Democrática.

“Porque lo más singular del 17 de octubre fue la violenta y desnuda presentación de una nueva realidad humana que era expresión auténtica de la realidad nacional. Y esto es lo que resultó más chocante a esta Buenos Aires orgullosa de su rostro europeo: reconocer en esa hora desaforada que tenían el color de la tierra [...].
Caras, voces, coros, tonos desconocidos: la ciudad los vio con la misma aprensión con que vería a los marcianos desembarcando en nuestro planeta. Argentinos periféricos, ignorados, omitidos, apenas presumidos, que de súbito aparecieron en el centro mismo de la urbe para imponerse arrolladoramente.”
Félix Luna, El 45, crónica de un año decisivo, Hyspamérica, Madrid, 1984.

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